Después de todo este proceso de investigación, de esta toma de consciencia a través de la observación y el no juzgarme (algo con lo que tuve que lidiar constantemente y aún no me queda claro que lo lograra) me puse manos a la obra.
¿Cómo hacer para cambiar esto? Me propuse dos metas
sencillas, algo que estaba dentro de mis posibilidades:
- Cuando comenzaba una conversación, si mi mente la interpretaba “positiva” procuraba que su terminar fuera en la misma línea. (Después de tantas palabras cargadas de energía no iba a fastidiarlo al final, que ya sabía cuál era la respuesta corporal).
- Cuando comenzaba una conversación en la que mi mente interpretaba “negativa” escuchaba y me decía, “esto no me pertenece, es suyo, escucho, atiendo y acepto”.
Mi cuerpo poco a poco fue participando en el "juego" y mi mente también,
sobre todo mi mente.
Sin duda….vaya descubrimiento!!
Han pasado los años y aquí sigo, trabajando desde la
sonrisa, porque sé que la persona que tengo enfrente es mi reflejo, si sonrío,
aunque no me sonría facialmente, a algún lado de su mente o incluso de su
cuerpo llegará la sonrisa.
Trabajando desde las caricias y abrazos, porque sé que la
persona que tengo enfrente necesita tanto como yo que la toquen, que la mimen,
que la cuiden, que la sientan, que la valoren tanto como yo lo necesito.
Han pasado los años y aquí sigo, creyendo firmemente que
otro mundo es posible, un mundo en donde el respeto y el amor hacia mi hará que
respete y ame al resto.
Un mundo en el que podamos simplemente VIVIR.
Para que esto ocurra es necesario observar nuestro cuerpo y
sus reacciones, nuestra mente y sus mensajes, y luego ya, una vez observado,
comenzar a tomar decisiones para transformar. Si no transformamos difícilmente
podamos Vivir en Coherencia.
Y lo digo por experiencia….que todavía estoy en ello!!!