miércoles, 29 de julio de 2015

Instantes

Hace unos años, no recuerdo exactamente por qué fue, aunque sí recuerdo el cuando y el donde: por la mañana en el municipio de Ingenio, dejé el coche aparcado y pillé la guagua para ir a Las Palmas. 

Al subir, lo habitual, informo al chófer el lugar al que voy para que me cobre, y él con una amplia sonrisa me responde: "No! Hoy es gratis". Atónita le miro a la cara y le pregunto por qué, creo que me está gastando una broma, y sin titubear me contesta: "Porque sí, hoy me apetece darle una alegría a los pasajeros". 

Yo sin dar crédito a sus palabras echo un vistazo al resto de asientos y todas las personas estaban  igual de sonrientes y expectantes a mi reacción. El chófer me dice: Venga mi niña!! Creételo, hoy es gratis, elige tu sitio y siéntate que tenemos que llegar a Las Palmas. 




Hice caso al hombre, elegí mi sitio junto a la ventana para contemplar, como siempre que me subo en una guagua, el mar tranquilamente, pero no podía, no me dejaron. Al sentarme noté mucha algarabía, la gente iba hablando entre sí, en tono alegre, festivo. Una mujer se dirije a mi y me dice: "Qué bueno subirte a la guagua y que te salga gratis!. Yo también me llevé sorpresa, observa ahora en la siguiente parada". 

Observé parada tras parada a todas las personas que iban subiendo, las caras, las miradas incrédulas, las risas,  incluso alguna se resistió diciendo que si no le cobraba no se subía.... Mientras quienes estabamos ya en nuestros sitios hacíamos piña, nos reiamos, hablábamos entre nosotras....nadie miraba al mar, nadie miraba sus móviles, estabamos ocupadas interrelacionándonos  y compartiendo algo así como un momento histórico en nuestras vidas, algo que jamás nos había sucedido: Viajar en una guagua gratis, un ahorro de unos 3€ como máximo. Algo tan mínimo nos provocaba tanta alegría....

Con esta historia confirmo la frase tantas veces escuchada "La Felicidad la encuentras en las pequeñas cosas" 

Ese pequeño instante, en el que la caja de la guagua se rompió y el chófer decidió invitarnos a viajar gratis, seguro que lo recuerdan aún hoy quienes lo compartimos, salimos de allí con una amplia sonrisa que luego reflejamos en nuestro entorno, con nuestras familias y amistades. Ese día, en ese pequeño instante al decir: "No, hoy es gratis!" ni él mismo se podía imaginar la  magia que se crearía en el ambiente, el vínculo invisible de una experiencia compartida, de un instante excepcional, algo que no sucede todos los días y que queda en la memoria de muchas personas, o al menos de la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario